La tasa de absentismo marca un máximo histórico del 5%, según un informe de Adecco
El coste directo para las empresas fue de 6.218 millones de euros
La tasa de absentismo, que mide el porcentaje de horas no trabajadas (sin contar vacaciones, festivos ni expedientes de suspensión de empleo) respecto a la jornada pactada efectiva marcó el pasado año un máximo histórico del 5%. Este nivel de ausencia al trabajo costó a a las arcas públicas, a las empresas y a la propia economía del país un total de 76.449 millones de euros, un 10,5%. Así lo recoge la séptima edición del Informe Adecco sobre absentismo que este grupo elabora en colaboración con la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), la mutua Fremap, la Universidad Carlos III de Madrid, la UNED y Sánchez de León Abogados.
Este coste se desglosa en los 6.653 millones de euros que se gasta el Estado en prestaciones por incapacidad temporal de estos trabajadores de baja, que se ha incrementado un 11% respecto al año anterior; otros 6.218 millones de euros de coste directo para las empresas en salarios y cotizaciones de los primeros quince días de baja en los que el trabajador no acude a su puesto de trabajo pero la Seguridad Social aún no se hace cargo de abonar sus retribuciones, así como los complementos salariales de las bajas que incluyen muchos convenios colectivos.
Y, en tercer lugar, el coste más elevado se produce por el denominado coste de oportunidad, que son los bienes y servicios dejados de producir por los trabajadores durante el tiempo que estuvieron de baja o no asistieron al trabajo por otros motivos incluidos en la tasa de absentismo. Este estudio, junta todas las horas no trabajadas por absentismo y equivale a que el 5,5% de los ocupados no hubiera trabajado ningún día en 2017, lo que habría restado al PIB alrededor de 63.577 millones de euros.
El principal componente de la tasa de absentismo son las bajas médicas por incapacidad temporal (IT), que suponen 3,58 puntos de la tasa global mientras que los 1,42 puntos restantes de al tasa lo constituyen las ausencias por otras causas distintas a la enfermedad o el accidente de trabajo. No obstante, los autores de este estudio reconocen la dificultad de analizar la evolución y el coste de las ausencias fraudulentas porque no existen datos oficiales, más allá del dato de ausencias injustificadas de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta encuesta refleja que cada asalariado registró una media de 3,3 horas sin realizar por causas injustificadas en 2017. Estas ausencias sin justificar aumentaron un 37% entre 2013 y 2017, según el INE.
Si bien, Javier Blasco, director jurídico de Adecco, sí ha destacado que según la muestra de medio millar de empresas recogida en este estudio, hay un 35% de compañías que sí reconocen haber detectado en sus plantillas absentismo injustificado o presentismo (trabajadores que acuden a sus puestos de trabajo pero no realizan su actividad; el tiempo perdido por tabaquismo o el teletrabajo ficticio). Según Blasco, el perfil del presentista es un trabajador veterano en la empresa, con contrato fijo y jornada completa que puede ser directivo o mando intermedio.
En contra de lo que pudiera esperarse, los procesos de bajas médicas por IT se dan con mayor incidencia entre los menores de 35 años. Mientras que, por el contrario, las bajas duran más tiempo a medida que aumenta la edad del trabajador. Los mayores de 49 años alcanzan el mayor índice con una media de 1.692 días de baja por cada 100 hombres y 2.237 días por cada 100 mujeres. Eva María Blázquez, profesora de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Carlos III ha explicado que esta mayor duración de las bajas obedece al tipo de dolencias y, también, al las recuperaciones más largas «por la doble jornada que ejercen en el trabajo y en su casa».
FUENTE: Cinco Días | EL PAÍS